El año que queda vamos a dejar atrás no ha sido uno más en materia energética. De acuerdo a la evaluación de 2017 y de cara a lo que podría acontecer en 2018 es completamente necesario que las grandes eléctricas asuman políticas corporativas enfocadas hacia la transparencia y la fortaleza del liderazgo del sector.

Fundamentalmente son tres las preguntas a resolver para la planificación energética de 2018. La primera de ellas es fijarnos en las estadísticas del año que abandonamos, que indican que nos enfrentamos a una base estratégica donde las reglas del juego han de ordenarse para definir cuál ha de ser la política de inversiones por parte de las grandes eléctricas.

En segundo lugar cabe preguntarse la calidad del servicio dispensado a los clientes, que en nuestro país es alto, pese al descontento generalizado por la subida de tarifas y la falta de comprensión por parte de los usuarios de las facturas energéticas.

Y por último es importante resaltar la necesidad corporativa de las empresas energéticas por trasladar al cliente sus expectativas relativas a sus proyectos para el nuevo año. En España no sólo es necesario que las compañías del sector sigan prestando un buen servicio, también es fundamental que exterioricen su fortaleza, entendida como uno de los principales motores económicos del país y que asuman un liderazgo internacional para el que están preparadas.